8 de Marzo.
Día Internacional de la mujer trabajadora.
Este 8 de marzo será una jornada de paro internacional por los derechos de la mujer trabajadora y contra la violencia machista en más de 70 países del planeta.
Hoy las mujeres continúan sufriendo en su dignidad porque:
— Siguen cobrando menos por realizar el mismo trabajo que los hombres, estableciéndose una brecha salarial que, según los sindicatos, se sitúa en el 30%.
— Más de dos millones de mujeres quieren trabajar y no pueden (2.011.000; tasa paro 18,35%). Las dificultades de encontrar empleo son históricamente mayores que los hombre (tasa paro 14,97%). (IV Trimestre 2017, EPA 2017).
— La pobreza tiene rostro de mujer. Más de dos millones de mujeres trabajan a tiempo parcial (2.066.000) provocando que, pese a que haya trabajado a lo largo de toda su vida, sigan siendo mujeres trabajadoras y pobres.
— El 89,1% de las personas que optaron voluntariamente por trabajar a tiempo parcial, para hacerse cargo del cuidado de personas dependientes, son mujeres, que soportan una multitud de cargas y tareas que impide una conciliación real entre trabajo y familia.
— Más del 85% de las responsabilidades siguen copadas por profesionales masculinos (INE, 2016), Colocando así a la mujer ante un techo de cristal invisible.
— Una publicidad que perpetúa los roles tradicionales de desigualdad y discriminación, consolidando a nuestra sociedad a una violencia de género estructural.
— Existe una violencia de género estructural insoportable que atenta directamente a la vida. 48 mujeres han sido asesinadas en 2017, siendo la punta del iceberg de este enorme problema social.
https://www.youtube.com/watch?v=84N-OS0PFGs
En su tiempo Jesús luchó claramente contra una sociedad machista que discriminaba y atropellaba a la Mujer y que justificaba esto con el amparo de las leyes, costumbres y prácticas de muchos años alejadas de la verdadera voluntad de Dios.
Ante tantas Mujeres que sufren violencia sexual tenemos presente que Jesús condenó hasta la mirada pecaminosa del que ve mal a la Mujer. Y en el caso de la Mujer sorprendida en adulterio y que hipócritamente querían apedrear los varones, Jesús la defiende, no la condena, y echa en cara su pecado a los varones.
Ante la Mujer de otro país, con la que no se podía hablar y ante la realidad de las y los forasteros, Jesús habla con la samaritana y nos dice que lo que hagamos a los extranjeros también se lo hacemos a Él.
Ante la realidad de tantas Mujeres que eran discriminadas por impurezas “legales” o por ser consideradas pecadoras, Jesús comparte con ellas la comida y se deja tocar los pies y ungir por una Mujer llamada pecadora.
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