Jimmy Huamani

Jimmy Huamani

Jimmy Huamani

 

Elementos del estilo de comunicación de Jesús

      Cuando hablamos de Jesús, lo primero que viene a nuestra mente, es todo acerca de su muerte y resurrección; sin embargo, su vida y ministerio fue más allá de marcar un antes y un después en la historia de la humanidad. Nunca, ningún ser humano ha sido capaz de sacudir tanto los fundamentos más solidos de las ciencias y de las instituciones humanas como Jesucristo. Sus discursos, sermones y lecciones de vida, chocaron frente a un mundo que, hasta esa época, se subyugaba sobre fundamentos, filosofías y tradiciones de un sistema implantado por imperios y pensadores. Cada una de sus lecciones rompían conceptos de la medicina, siquiatría, física y sociología.

Sus enseñanzas transformaron el sistema conocido, personas incultas, enfermedades sanadas por la palabra misma de Jesús y las leyes físicas y naturales se sometieron a una palabra de alguien llamado Jesús de Nazaret. La pregunta es: ¿Quién es este hombre, que enseña con tal autoridad que todo se somete a su palabra? Es por ello que consideraremos algunas características de su enseñanza, que fueron de tal influencia y que trasciende a través de la historia.

Su Persona

            Un principio de la pedagogía dice que: La buena enseñanza comienza con usted. Conlleva sus talentos personales, la preparación, las actitudes hacia sus estudiantes, y lo más importante, su relación personal con Dios. Las técnicas y los recursos de enseñanza, la planta física y el equipo son importantes, pero usted es la clave para la comunicación eficaz de la verdad espiritual.[1]

Cuando pensamos en Jesús como maestro, podemos ver muchos detalles en cuanto a su persona, sin embargo, una de ellas, es la que más destaca en Mt. 7:28-29. Cuando Jesús terminó estas palabras, las multitudes se admiraban de su enseñanza; porque les enseñaba como uno que tiene autoridad, y no como sus escribas. Su autoridad, integridad y carácter personal, fueron tan llamativos y tan influyentes, que causaban admiración con tan solo escucharlo. Muchos de ellos conocían a Jesús, su familia e incluso la infancia donde creció.

La autoridad de Jesús en sus enseñanzas, era incuestionable, porque El no solo era el maestro, sino que al mismo tiempo era la persona de quien hablaban las enseñanzas. En la historia no ha habido otro ejemplo en el que el maestro sea el sujeto que enseña y a la vez, el objeto de la enseñanza.[2]

Sus Palabras

Si hay algo que marcó la enseñanza de Jesús, fueron precisamente sus palabras. Encontramos sermones, discursos, cada uno en diferentes formatos; sin embargo, cada una de ellas reunía un propósito especial. Para la época de Jesús, el estilo de enseñanza y las palabras usadas gramaticalmente hablando, formaba un aspecto muy importante, ya que describía mucho acerca de quien es el maestro y su preparación. Un ejemplo de ello, era la retorica griega, que ponía mucho énfasis en la preparación y construcción de discursos altamente persuasivos, de modo tal que sus oyentes eran impactados por la forma y estilo usado en sus discursos. Las palabras de Jesús en su enseñanza, calaban lo más profundo del intelecto, resonando las paredes emocionales y desafiándolos a tomar decisiones en base a lo que escuchaban. En pocas palabras, podríamos decir que Jesús en sus enseñanzas apelaba al intelecto, emociones y voluntad de sus oyentes.

Su Prioridad

Las escrituras registran varios acontecimientos donde no solamente vemos a Jesús enseñar, sino a involucrarse con sus oyentes. Su prioridad no solo era impartir información o lecciones de vida, sino que tales enseñanzas puedan traer una trasformación de vida. Un claro ejemplo fue la oportunidad de transformar la vida de sus discípulos. El evangelio de Juan 1:42 registra lo siguiente. Entonces lo trajo a Jesús. Jesús mirándolo, dijo: Tú eres Simón, hijo de Juan; tú serás llamado Cefas (que quiere decir: Pedro). Su énfasis no estaba en llenarles la mente de información, sino que cada una de sus enseñanzas puedan bajar al corazón, de tal manera que pueda producir un cambio sustancial.

Aplicando este estilo en mi contexto actual

            Si tuviéramos que aplicar cada una de las características propias de la enseñanza de Jesús en nuestro contexto actual, podríamos darnos cuenta, que mucho no ha cambiado. Si bien, las necesidades humanas son las mismas, las formas han cambiado un poco. La pedagogía moderna ha demostrado que las personas que no han alcanzado un buen nivel de educación o preparación, aprenden mejor por métodos más sencillos como los que usó el Señor Jesús.

Vemos a Jesús utilizar desde sermones, discursos, milagros, charlas, parábolas e incluso historias comunes, que para ellos era mucho más fácil relacionar y entender el propósito de la enseñanza. Creo yo, que, del mismo modo podemos aplicar en nuestro contexto actual. Muchas veces pretendemos utilizar el mismo método en todo lugar, y olvidamos que el escenario no es el mismo y el contexto de personas tampoco.

En la obra misionera en la que estuve sirviendo durante más de diez años, pude aprender más del contexto local que de métodos y estrategias homiléticas. Muchas veces nos enfocamos más en el método que en el mensaje; si bien, ambos son importantes, puedo encontrar en las escrituras que Jesús tuvo la sencillez de llevar su mensaje a diferentes contextos, pero conservando tres aspectos importantes.

En primer lugar, su mensaje traía Vida. No se trataba de misterios ocultos sin revelar, sino más bien, palabras que producían vida y vida en abundancia. En cada una de las enseñanzas de Jesús, vemos traer luz en medio de tinieblas, alimento en medio de hambre, agua en medio de sed o vida después de la muerte de personas. Sus milagros contenían enseñanzas que llevaban a las personas a glorificar a Dios, de un modo tal que sus vidas eran transformadas.

En segundo lugar, su mensaje traía esperanza. No vemos palabras vacías, sin sentido o sin propósito. Es notable como sus sermones desafiaban a la multitud a dejar su forma de pensar, de vivir y amarse; con el propósito de seguir cada uno de sus enseñanzas. Es por ello que Jesús hace la invitación a ser sus discípulos si se negaran a si mismos, tomaran su cruz y le siguieran. No era fácil escuchar tales palabras de parte de Jesús, pero si tenían la esperanza de un futuro mejor al lado de su Señor.

En tercer lugar, su mensaje traía amor. Si bien eran palabras muchas veces duras según el contexto, no obstante, contenían amor. El Señor Jesús, los amaba a cada uno de los suyos y se preocupaba no solo en sanar sus heridas superficiales, sino del corazón. El propósito de su venida, era para dar su vida por sus ovejas, y la forma era preparando el corazón de cada uno de ellos por medio de su mensaje y finalmente proponer el camino al padre.

Aplicar el estilo de Jesús en nuestro contexto actual y más en cada uno de nuestros ministerios dentro de nuestras iglesias locales, es todo un desafío. Su estilo de enseñanza de vida, esperanza y amor, nos ha dejado principios básicos, pero fundamentales a la hora de enseñar a los nuestros. No podrá existir un maestro tal, que pueda alcanzar lo más profundo de nuestra mente, corazón y desafíe a tomar las decisiones más importantes de nuestra vida que nuestro Señor Jesús.

 

 

 

Benson, Clarence H. “El arte de enseñar”. Editorial Caribe, 1994

Bruce, Alexander B. “Tres años con Jesús, La capacitación de los doce”. Moravia, C. Rica: Desarrollo Cristiano Internacional. 2005

Cury, Augusto J. “El maestro del amor. Un análisis de la inteligencia de Cristo”. Sao Paulo, BR: Editorial Paulinas, 2001

Núñez, Miguel. “Jesús, El hombre que desafió al mundo y confronta tu vida”. Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz. 2013

Pagán, Samuel. “Jesús de Nazaret: Vida, enseñanza y significado”. Barcelona, ES: Editorial CLIE. 2012

Vidal, César. “Jesús el Judío”

 

[1] Clarence H. Benson, El arte de enseñar (Barcelona: Editorial Caribe, 1994), 5.

[2] Miguel Núñez, Jesús, El hombre que desafió al mundo y confronta tu vida (Grand Rapids, MI: Editorial Portavoz, 2013), 62