La Navidad ni se compra ni se vende

La Navidad ni se compra ni se vende

Navidad: Una Celebración que se Vende al Mejor Postor

La Navidad, aquella festividad que por siglos ha simbolizado el amor, la fe y la esperanza, parece haber perdido su esencia en medio de luces de colores, interminables listas de regalos y ofertas irresistibles. Lo que nació como un recordatorio del evento más trascendental de la historia cristiana, el nacimiento de Jesucristo, ha sido transformado en un espectáculo de consumismo desmedido. En lugar de celebrar al Salvador, hoy se compra y se vende como si fuera un producto más en la vorágine comercial.


De la Fe a la Superficie

La Navidad fue instituida para recordar el nacimiento de Jesús, un acontecimiento que trajo consigo un mensaje de salvación, reconciliación y paz. En su raíz, esta fecha invita a la reflexión sobre el amor de Dios hacia la humanidad, la humildad del Salvador que nació en un pesebre y la esperanza de redención. Sin embargo, en la actualidad, estas profundas verdades han quedado relegadas al olvido, desplazadas por el afán de cumplir con tradiciones superficiales.

La sociedad moderna ha reducido la Navidad a una lista interminable de compras, decoraciones lujosas y fiestas centradas en la apariencia. Nos encontramos en una cultura donde el éxito de la Navidad se mide por la cantidad de regalos bajo el árbol, el valor económico de los obsequios o la sofisticación de la cena, dejando a un lado el propósito espiritual y comunitario que originalmente la definía.


El Consumismo: Un Nuevo Ídolo

El consumismo ha tomado el control de la Navidad, transformándola en una temporada de presión económica y estrés. Las empresas aprovechan el mes de diciembre para bombardear a las personas con publicidad que fomenta la idea de que comprar es sinónimo de amar. La frase “Si amas a alguien, demuéstraselo con un regalo” ha reemplazado los actos sinceros de bondad, servicio y dedicación que caracterizaban la celebración de esta fecha.

Pero, ¿qué sucede con las familias que no tienen los medios para entrar en esta carrera consumista? La alegría de la Navidad, en lugar de ser accesible a todos, se ha convertido en un privilegio para quienes pueden gastar. Así, muchos sienten tristeza o frustración al no poder cumplir con las expectativas que la sociedad ha impuesto sobre esta festividad.


De Feliz Navidad a Felices Fiestas: Una Manipulación Encubierta

En los últimos años, hemos visto cómo incluso las palabras que usamos para referirnos a esta celebración han sido transformadas. La expresión «Feliz Navidad», que recuerda explícitamente el nacimiento de Jesús, ha sido sustituida en muchos ámbitos por un neutro y genérico «Felices Fiestas». Bajo la apariencia de inclusión y respeto a la diversidad cultural, esta tendencia parece más bien compatible con la manipulación consumista que busca neutralizar el mensaje cristiano de la fecha.

Al decir «Felices Fiestas», la Navidad pierde su conexión con Cristo y se convierte en un periodo indistinto de celebraciones que puede adaptarse fácilmente a los intereses comerciales. Sin una raíz espiritual clara, se refuerza la idea de que lo importante es celebrar, consumir y participar en el ciclo de compras que la industria promueve. Así, la cultura dominante desplaza al Salvador de su propia celebración, dejando a un lado los valores de fe, amor y solidaridad para priorizar el lucro económico.


Jesús Fuera del Centro

En este contexto, el protagonista de la Navidad, Jesús, ha sido prácticamente desplazado. Las campañas publicitarias, las películas navideñas y los eventos comerciales rara vez hacen mención de Cristo. Se promueve la idea de un espíritu navideño centrado en la magia, la familia o la generosidad, pero sin vincular estas virtudes con su origen divino. Incluso los villancicos tradicionales, que proclamaban el nacimiento del Salvador, han sido reemplazados por canciones que exaltan a personajes ficticios como Papá Noel o temas completamente ajenos al verdadero significado de la fecha.


Una Llamada a la Reflexión

Es tiempo de recuperar el sentido auténtico de la Navidad. Más allá de los regalos y las luces, este es un tiempo para recordar el mayor regalo de todos: Jesús, quien vino al mundo para reconciliarnos con Dios. La verdadera Navidad no necesita adornos costosos ni mesas repletas; necesita corazones humildes que reconozcan su necesidad de paz, amor y esperanza. Es una oportunidad para compartir con los demás, especialmente con quienes menos tienen, no desde la abundancia material, sino desde el amor sincero y la solidaridad.

En lugar de sucumbir al consumismo, volvamos al pesebre. Reflexionemos en el mensaje que trae el nacimiento de Cristo y hagamos de esta fecha un testimonio vivo de su amor. Porque la Navidad no se trata de comprar ni vender, sino de celebrar el regalo más grande que jamás hemos recibido: la llegada de nuestro Salvador al mundo.

José Antonio Cervero, Navidad 2024

 

0 Comentarios

Añadir Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.