Jesucristo: Una Decisión de Vida o Muerte

Jesucristo: Una Decisión de Vida o Muerte

Jesucristo: Una Decisión de Vida o Muerte

En nuestro mundo hay un sinfín de religiones, filosofías y creencias. Cada una ofrece diferentes explicaciones sobre el sentido de la vida, el universo y nuestro lugar en él. Sin embargo, mientras que muchas de estas pueden parecer simplemente opciones entre muchas, aceptar a Jesucristo va mucho más allá de una cuestión de preferencia personal. Es, literalmente, una decisión de vida o muerte.

En nuestro mundo, la diversidad de religiones, filosofías y creencias es vasta, cada una aportando su propia visión del sentido de la vida, el universo y nuestro lugar en él. Por ejemplo, el hinduismo enseña la reencarnación y el karma, subrayando que nuestras acciones determinan nuestro destino en ciclos de vida sucesivos, buscando la liberación final o moksha. Por otro lado, el islam enfatiza la sumisión a la voluntad de Alá, tal como se revela en el Corán, y ve la vida terrenal como una prueba para la vida más allá, donde las acciones determinan el acceso al paraíso o la condenación.

El budismo, en contraste, no se centra en la adoración de dioses sino en el alivio del sufrimiento a través del seguimiento del Noble Camino Óctuple, que guía hacia el nirvana, el cese del sufrimiento y del ciclo de renacimiento. El confucionismo, más una filosofía moral que una religión en el sentido teísta, promueve la armonía social a través de la práctica de la rectitud, el respeto y la lealtad.

En el ámbito occidental, el judaísmo considera la vida en términos de un pacto con Dios, enfatizando la observancia de la ley y las tradiciones como medio para vivir en alineación con la voluntad divina. La historia y las tradiciones juegan un papel crucial en la formación de la identidad y la práctica religiosa.

Sin embargo, mientras que muchas de estas tradiciones pueden parecer simplemente opciones entre muchas, aceptar a Jesucristo va mucho más allá de una cuestión de preferencia personal. Es, literalmente, una decisión de vida o muerte. En el cristianismo, Jesucristo no se presenta simplemente como un profeta o un maestro iluminado; Él afirma ser el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6), ofreciendo no solo una forma de vivir en este mundo sino la promesa de la vida eterna. A diferencia de otras religiones que ofrecen caminos hacia la mejora personal, la iluminación o el cumplimiento de los deberes religiosos, Jesucristo ofrece una relación transformadora con Dios que lleva a una salvación eterna basada en la gracia, no en las obras humanas.

Elegir seguir a Jesucristo implica una transformación profunda que afecta todos los aspectos de la vida de un creyente. Esto incluye la restauración de relaciones, una nueva dirección en la vida personal y profesional, y un enfoque en el amor y el servicio que reflejan la vida y enseñanzas de Jesús. Estas transformaciones van más allá de mejorar la calidad de vida terrenal; son un reflejo de la vida eterna ya presente en la vida de los creyentes.

Por lo tanto, cuando consideramos la oferta de Jesucristo, no estamos simplemente eligiendo una opción más. Estamos haciendo una elección que determina nuestro destino eterno, una decisión que Jesucristo mismo describe como la diferencia entre la vida eterna y la muerte espiritual. Esta elección fundamental distingue el cristianismo de todas las otras creencias y filosofías y subraya la singularidad de Jesucristo como salvador del mundo, invitándonos a una relación que no sólo transforma nuestra existencia terrenal sino que nos asegura un lugar en la eternidad con Dios.

Argumentos Doctrinales

  1. Exclusividad de la Salvación a través de Cristo:
    • Doctrinalmente, el cristianismo sostiene que la salvación solo se puede obtener a través de Jesucristo. Esta creencia se basa en la doctrina de la expiación, que postula que Jesús murió en la cruz para pagar el precio de los pecados de la humanidad, un acto que ninguna otra religión ofrece en la misma capacidad sacrificial y redentora. Hebreos 9:26-28

«De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, una vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para quitar el pecado mediante el sacrificio de sí mismo. Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.»

habla de cómo Cristo apareció una sola vez para eliminar el pecado mediante su sacrificio, lo cual es una oferta única en comparación con sistemas que proponen múltiples vías de salvación o métodos repetitivos de purificación.

  1. La Resurrección como Punto de Inflexión:
    • La resurrección de Jesús es central en la doctrina cristiana y es única entre las figuras religiosas. Ningún otro líder religioso ha reclamado verificablemente haber vencido la muerte y prometido lo mismo a sus seguidores. Esto no solo valida la afirmación de Jesús sobre su divinidad, sino que también asegura a los creyentes que la muerte no es el final. 1 Corintios 15:17-20 «Y si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres. Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.» enfatiza que, si Cristo no hubiera resucitado, la fe cristiana sería vana.

Argumentos Filosóficos

  1. Verdad Absoluta frente a Relativismo:
    • Filosóficamente, el reclamo de Jesús de ser «la verdad» (Juan 14:6) donde dice «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.», ofrece una respuesta al relativismo cultural y moral prevalente en muchas filosofías contemporáneas. En un mundo donde la verdad es a menudo vista como subjetiva, el cristianismo presenta una verdad absoluta anclada en la persona y obra de Jesucristo. Esta afirmación de una verdad absoluta proporciona una base coherente y consistente para entender la moral, la ética y la ley natural.

 

  1. El Problema del Mal y la Solución de Cristo:
    • Desde un punto de vista filosófico, el cristianismo ofrece una explicación y solución al problema del mal, que es uno de los debates más profundos en la filosofía de la religión. Mientras otras filosofías intentan explicar el mal a través de la ignorancia o la ilusión, el cristianismo reconoce la realidad del mal y proporciona una solución concreta a través de la cruz, donde el mal es juzgado y vencido.
  2. La Propuesta de un Fundamento para la Ética:
    • El cristianismo proporciona una base firme para la ética y los valores morales, que muchos argumentan que falta en sistemas seculares o relativistas. La enseñanza de Jesús sobre el amor, el sacrificio y el perdón establece un estándar moral que promueve la justicia social y la compasión de maneras que superan las normas éticas que cambian con el tiempo y la cultura.

Conclusión

Aceptar a Jesucristo, por lo tanto, no es comparable a elegir una entre varias opciones filosóficas o religiosas. Es una decisión que aborda los desafíos fundamentales de la existencia humana: el significado, la moralidad, la verdad, el mal y la muerte. Por estas razones, se convierte en una cuestión de vida o muerte, no solo en términos de la vida después de la muerte, sino en la búsqueda de una vida plena y significativa aquí y ahora. La oferta de Cristo trasciende las categorías ordinarias de elección religiosa o filosófica y se presenta como la única solución viable al dilema humano.

 

Punto 1: Jesús como única fuente de vida eterna

  • Texto bíblico: Juan 14:6 – «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.»

Análisis Teológico

  1. «Yo soy el camino, y la verdad, y la vida»:
  • Yo soy (ἐγώ εἰμι, egō eimi): Esta frase tiene un eco del nombre divino en hebreo revelado a Moisés en la zarza ardiente (Éxodo 3:14, donde Dios se identifica como «Yo Soy»). Cuando Jesús utiliza esta expresión, no solo está haciendo una declaración de identidad, sino que se está identificando con la naturaleza divina. Esto subraya la enseñanza de que Jesús es más que un líder religioso o maestro; Él es divino.
  • El camino (ἡ ὁδός, hē hodos): Jesús no enseña simplemente un camino hacia Dios; Él mismo es el camino. Esto implica que la salvación y el acceso a Dios no se pueden lograr a través de la ley, la moralidad o el conocimiento, sino solo a través de una relación con Jesús.
  • La verdad (ἡ ἀλήθεια, hē alētheia): Jesús no solo habla la verdad, sino que Él mismo es la encarnación de la verdad. Esto indica que todas las verdades últimas acerca de Dios y la existencia humana se encuentran en Él.
  • La vida (ἡ ζωή, hē zōē): Jesús es la fuente de toda vida, no solo en el sentido biológico sino también espiritual y eterno. En Él, la vida eterna se hace accesible para la humanidad.
  1. «nadie viene al Padre, sino por mí»:
  • nadie viene al Padre (οὐδεὶς ἔρχεται πρὸς τὸν πατέρα, oudeis erchetai pros ton patera): Esta parte del versículo establece la exclusividad de Jesús como el único mediador entre Dios y los hombres. No hay otro camino hacia Dios excepto a través de Jesús. Esta es una declaración de la necesidad absoluta de Jesús para la salvación y el acceso al Padre celestial.
  • sino por mí (εἰ μὴ δι’ ἐμοῦ, ei mē di’ emou): Esto refuerza la exclusividad y el papel único de Jesús en el plan de salvación. No es solo un facilitador; es el único medio por el cual podemos acercarnos a Dios.
  • Desarrollo:
    • Jesucristo no presentó su mensaje como una alternativa más en el mercado de ideas espirituales. No, Él afirmó ser el único camino hacia Dios. Esto es significativamente diferente de otros líderes religiosos que nunca hicieron tal afirmación exclusiva.
    • En un mundo que valora la diversidad y la pluralidad, este mensaje puede parecer exclusivo o incluso restrictivo. Pero si lo que Jesús dijo es verdad, entonces ignorarlo sería ignorar la única oportunidad de verdadera vida eterna y relación con Dios.
    • Discutir cómo esta afirmación tiene implicaciones eternas y no solo temporales. No es simplemente una «buena enseñanza», sino una cuestión de destino eterno.

Punto 2: La seriedad del pecado y la necesidad de un Salvador

  • Texto bíblico: Romanos 6:23 – «Porque la paga del pecado es muerte, pero el don gratuito de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.»
  • Desarrollo:
    • La realidad del pecado y sus consecuencias eternas es una verdad que muchas filosofías y creencias intentan minimizar o ignorar. Sin embargo, la Biblia es clara en que el pecado no solo nos afecta temporalmente en la tierra, sino que tiene consecuencias eternas.
    • Jesucristo vino al mundo para enfrentar ese problema radicalmente. No solo vino a enseñar buenos principios, sino a salvarnos de la muerte que merecemos por nuestros pecados.
    • Hablar sobre cómo la cruz de Cristo y su resurrección son centrales en este acto de salvación. No es solo que Jesús enseñó sobre la vida y la verdad; Él es la vida y la verdad, y nos ofrece liberación de la muerte a través de Su sacrificio.

Punto 3: La decisión que todos debemos tomar

  • Texto bíblico: Juan 3:16 – «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.»
  • Desarrollo:
    • Cada persona en este planeta enfrenta una decisión crítica: aceptar o rechazar la oferta de vida eterna que Jesús hace. No es simplemente una decisión teológica o filosófica; es una decisión personal que cada uno debe tomar.

La decisión de aceptar a Jesucristo tiene implicaciones profundas que van más allá de la promesa de vida eterna; afecta también de manera significativa nuestra calidad de vida en el presente. Aquí hay algunas maneras en que esta decisión transforma la vida diaria:

Restauración de la Relación con Dios

Al aceptar a Jesucristo, se restaura la relación fundamental entre el individuo y Dios, que había sido fracturada por el pecado. Esta restauración trae consigo una serie de cambios profundos:

  • Acceso directo a Dios: La Biblia enseña que Jesús medió un nuevo pacto bajo el cual podemos acercarnos confiadamente al trono de la gracia de Dios (Hebreos 4:16). «Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.» Esto significa que los creyentes pueden comunicarse con Dios en oración directamente y recibir consuelo, guía y fortaleza en la vida diaria.
  • Perdón de pecados: Al ser perdonados por medio de la obra redentora de Jesús en la cruz, los creyentes son liberados de la culpa y el peso del pecado. Este perdón permite vivir con una conciencia limpia y promueve una vida de gratitud y servicio (Efesios 1:7). «En quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados según las riquezas de su gracia.»

Paz y Seguridad Emocional

La relación con Jesucristo ofrece paz y seguridad que son difíciles de encontrar en otras creencias o prácticas:

  • Paz con Dios: Romanos 5:1 «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo;» dice que, habiendo sido justificados por la fe, tenemos paz para con Dios a través de nuestro Señor Jesucristo. Esta paz es una tranquilidad interna que perdura incluso en medio de circunstancias difíciles, sabiendo que Dios está en control y que hay un propósito divino en la vida de cada creyente.
  • Seguridad en la salvación: Saber que la salvación es un regalo permanente y seguro por la fe en Cristo ofrece a los creyentes una seguridad existencial profunda. Esta seguridad puede reducir el miedo, la ansiedad y proporcionar una base estable para enfrentar los desafíos de la vida.

Propósito y Dirección

Jesucristo no solo cambia la posición espiritual de un individuo ante Dios, sino que también transforma su propósito y dirección en la vida:

  • Vocación y servicio: La fe en Cristo lleva a una vida de servicio y amor hacia los demás, siguiendo el ejemplo de Jesús. Los creyentes son llamados a usar sus dones y talentos para servir dentro de sus comunidades y más allá, lo que proporciona un profundo sentido de propósito y satisfacción (Efesios 2:10) «Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.».
  • Crecimiento personal y espiritual: La relación con Jesús es dinámica y creciente. A través del estudio de la Biblia, la oración y la comunión con otros creyentes, los seguidores de Jesús experimentan un proceso continuo de transformación personal que les ayuda a ser más como Cristo en carácter y acción.

Comunidad y Ayuda

Finalmente, aceptar a Jesucristo implica a menudo unirse a una comunidad de fe donde uno puede encontrar apoyo, amor y aliento. Esta comunidad, la iglesia, juega un papel crucial en ayudar a los creyentes a vivir conforme a sus nuevas identidades en Cristo:

  • Apoyo en tiempos difíciles: La iglesia proporciona un soporte emocional y espiritual a través de sus miembros y ministerios, ayudando a los individuos a superar los momentos difíciles.
  • Relaciones significativas: La iglesia ofrece oportunidades para desarrollar relaciones profundas y significativas basadas en una fe compartida, lo cual es esencial para el bienestar emocional y social.

 

«Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna.» Estas palabras no son solo un verso bíblico más; son el núcleo del evangelio, el corazón palpitante del cristianismo.

Dios, nuestro Creador, no escatimó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros en la cruz para que pudiéramos ser liberados de nuestros pecados y vivir eternamente con Él. Este regalo de vida eterna está disponible para todos, sin excepción, sin importar nuestro pasado o las cargas que llevamos.

Si hasta este momento has vivido sin conocer la verdadera paz y el amor que solo Jesucristo puede ofrecer, te invito a abrir tu corazón hoy. No se trata de un simple cambio religioso o de hacer o practicar unos rituales; se trata de una transformación completa de vida. Se trata de nacer de nuevo a una realidad donde eres amado, valorado y salvado por el sacrificio de Jesús.

Si sientes que el peso de la vida te ha agobiado, si buscas un propósito y una esperanza que el mundo no ha podido darte, ven a Jesús. Él te está llamando. Cree en Él. Confía en que su sacrificio en la cruz fue suficiente para salvar tu alma y transformar tu vida. No tienes que hacer nada más que venir a Él con un corazón abierto y dispuesto a ser cambiado.

Quizás hoy llegaste aquí preguntándote si hay algo más en la vida, o tal vez estás cansado de llevar cargas que te pesan mucho. Quiero que sepas algo muy especial: eres increíblemente importante para Dios.

Si sientes algo en tu corazón mientras hablo, si algo de lo que digo te llama la atención o te da un poco de esperanza, quiero invitarte a hacer algo muy simple pero muy grande. Puedes comenzar una nueva vida hoy, y todo lo que tienes que hacer es decirle a Jesús que quieres que él sea parte de tu vida.

Si estás listo, puedes decir estas palabras en tu corazón o en voz alta, como prefieras: “Jesús, necesito tu ayuda. Creo que moriste por mis errores y que volviste a la vida. Quiero conocerte y seguirte. Gracias por amarme.”

Lo que te estoy invitando es a recibir a Jesús. Cuando digo que necesitas recibirlo, no es solo aceptar que existió. Significa que lo recibes como el Señor de tu vida. Es pedirle a Jesús que entre en tu corazón y guíe cada paso que das, que sea tu líder, tu guía, tu consuelo. Cuando lo haces, Jesús no solo se convierte en una parte de tu vida; se convierte en el centro de todo lo que haces.

Entonces, si sientes que esto es lo que has estado buscando, si sientes ese llamado en tu corazón, no lo ignores. Es un momento decisivo, y tu respuesta puede cambiarlo todo.

A veces, dar un paso físico puede ser una poderosa declaración de lo que está sucediendo en tu corazón. Si sientes que hoy es el día para aceptar a Jesús en tu vida, para recibirlo como tu Señor y Salvador, te invito a que te pongas de pie.

Ponerse de pie es un acto de valentía, es mostrar a todos que estás listo para un cambio, que estás listo para vivir una vida diferente con Jesús.

No importa si antes tenías dudas o si nunca habías pensado en esto hasta ahora. Si tu corazón dice «sí», es suficiente. Así que, si quieres comenzar este nuevo viaje de fe, por favor, ponte de pie ahora. Estamos aquí para apoyarte, para orar contigo y para celebrar este increíble momento de decisión en tu vida.

José Antonio Cervero, junio 2024

 

 

 

 

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