Psicología y espiritualidad ¿Incompatibles?

Psicología y espiritualidad ¿Incompatibles?

Definitivamente hemos de acercarnos a una definición de espiritualidad para poder abordar este ensayo. La palabra espiritual derivaría de un adjetivo basado sobre un modelo dual entre lo carnal y lo espiritual, donde los hombres carnales o “psíquicos” se contraponen a los espirituales, conforme al modelo del apóstol Pablo, donde indica que “el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz” (Ro 8:6, RV60) y el la NVI, “La mentalidad pecaminosa es muerte, mientras que la mentalidad que proviene del Espíritu es vida y paz”.

El famoso siquiatra francés Pierre de Solignac que aporta la experiencia de más de veinte años con personas así llamadas espirituales, como sacerdotes, indica que hay un uso importante de esta realidad llamada espiritualidad: La que en primera instancia tiene que ver con el punto de vista cristiano que es el punto de vista que estamos indicando, como la oposición entre lo carnal y lo espiritual, donde el individuo tiene que ser transformado por la obra del Espíritu Santo. Como una extensión de esto fuera del cristianismo, se usan en otras formas de religión ya sean institucionalizadas o no, incluso no teístas, donde se hace una introspección hacia niveles superiores del ser humano que no se limita por lo meramente físico o material.[1]

            Estas concepciones de la espiritualidad humana pasan por una conciencia de que una parte de nosotros no se manifiesta sólo desde un punto de vista material y que existe una conexión con algo superior a todos nosotros, en definitiva con Dios. En el caso de la espiritualidad para nosotros los cristianos, por ejemplo, tiene como base y fundamento la revelación Bíblica y a Cristo Jesús. De todas maneras seamos cristianos o no, la espiritualidad es un valor positivo y superior, que va a relacionarse en última instancia en un comportamiento compatible con los valores morales y éticos que ayudan al desarrollo personal del individuo.

            Por otro lado la sicología actual deja de lado la psicología más filosófica y se centra en lo experimental, para llamarse científica, conforme a los postulados del filósofo y fisiólogo Wilhelm Wundt donde en el primer laboratorio universitario de Psicología experimental en Leipzig en 1879 parte de los temas propios de la psicología experimental hasta los procesos mentales superiores, tanto de naturaleza cognitiva, como de naturaleza afectiva. A partir de aquí y conforme la sicología avanza nos encontramos con distintas concepciones de la misma y su objeto de estudio, para algunos psicólogos será la mente (James), para otros la conciencia (Wundt), para otros la conducta (conductismo), para otros el inconsciente (psicoanálisis), para otros los sistemas humanos (escuela sistémica), para otros la existencia humana (psicología existencial), etc. Por tanto es difícil encontrar una unidad objetiva y metodológica dentro de la misma sicología.[2]

Precisamente por esta razón no es posible establecer una relación única entre espiritualidad y psicología, sino que dependerá del punto de vista con que se mire, al igual que nos encontramos con distintas acepciones de espiritualidad, la cristiana y la no cristiana, la teísta y la no teísta. Pues bien, partiendo de estas premisas, la psicología actual tiene aparentemente una actitud más materialista que otra cosa y pocos psicólogos se plantean el problema de la espiritualidad del alma humana, es decir de su inmaterialidad y trascendencia respecto a lo más puramente biológico del ser humano.[3] Más tarde veremos que esto no es siempre así.

Como ya indicamos parece que la espiritualidad es un tema cada vez más actual dentro de la sicología y de la siquiatría, por cierto que cada vez más se trata en investigaciones, congresos y artículos científicos. Como curiosidad he buscado la palabra “espiritualidad” en Google y han aparecido más de 63 millones de resultados, así que es obvio que es un tema de tremenda importancia y actualidad.

La sicología aquí de lo que trata es de la búsqueda de una “salud integral” donde no cabe duda de que tenemos que incluir la espiritualidad. Nadie puede negar al menos desde un punto de vista antropológico que “lo espiritual” está presente en todas las culturas y civilizaciones humanas desde los anales de los tiempos. No hablar de espiritualidad en la sicología actual carece de sentido. Es más se estudia si este carácter espiritual o religioso influye en la salud mental de las personas (visto desde el punto de vista positivo). Es interesante que dentro de la Asociación Americana de Psicología y dentro de la siquiatría se haya creado un área de “Psicología de la Religión”, donde  en las últimas décadas se están llegando a conclusiones donde se demuestra que la espiritualidad o lo espiritual en el ser humano, es fuente de salud mental y de  bienestar.[4]

Es cierto que tenemos que dejar atrás las sospechas y recelos de antaño, hemos de juzgar todo, retener lo bueno y desechar lo malo, (1 Tesalonicenses 5:21-23) y aunque la sicología no es una rama de la fe, sino de la ciencia, podemos encontrar cientos de expresiones que el mismo Señor Jesús usó con cuestiones que hoy podríamos señalar como pertenecientes al campo de la sicología, como la mente, el discernimiento, el buen juicio, la sabiduría, la renovación mental, la comprensión, la modificación de los hábitos y la conducta, etc. Es bueno utilizar este gran potencial que Dios nos ha regalado como es el conocimiento (y entre ellos la sicología), para enseñar y ayudar a otros a cambiar su forma de vida perniciosa, a ser más comunicativas o asertivas, a mejorar sus relaciones personales, etc. ¿Acaso no habla la Biblia de esto? Todo esto es al punto una cuestión que se trata en la sicología, pero que al mismo tiempo tiene que ver con la parte espiritual del ser humano y es que Dios “Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin.” (Eclesiastés 3:11).

Otros psicólogos sin darse cuenta se acercan al tema de la espiritualidad cristiana, al creer en el carácter no-determinístico y responsable de su conducta donde se sostiene el carácter libre y responsable del ser humano como en la psicología positiva que critica la psicología contemporánea porque ha desarrollado un exceso de los aspectos negativos de la personalidad, perdiendo de vista los positivos. Para solucionar esto se habla de una psicología positiva, centrada como decimos, en el estudio de los aspectos positivos de las personas, y muy particularmente en el desarrollo del carácter por sus virtudes, lo cual supone la recuperación de los conceptos de voluntad, libertad y responsabilidad que encontramos en la Palabra de Dios, por tanto un buen acercamiento al concepto cristiano de espiritualidad y al pensamiento del apóstol Pablo:

Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual. Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (1 Corintios 2:12-14, RV60).

El psicólogo humanista Abraham Maslow (famoso por su pirámide de la personalidad) critica a su vez esta sicología no espiritual, porque indica que el hombre no puede auto realizarse sin un horizonte espiritual, y ve la dificultad que tiene el hombre actual por su estructura mental de acceder a una religión como por ejemplo la cristiana que es revelada e institucionalizada y que tiene que ver con un Dios omnipotente. De todas formas cómo ve la necesidad de una espiritualidad propone una religión que nace del propio ser humano y una nueva sicología, la denominada psicología transpersonal, que sería una especie de religiosidad postmoderna relacionada con la conocida “new age”[5] Aunque Maslow no apoyaba la religión institucionalizada, como estamos diciendo, sí que lamentaba la “desacralización” de la experiencia humana por los propios psicólogos y los médicos, ya que esta pérdida de lo sagrado supone una pérdida de los valores humanos superiores, tratando a las personas solo como animales o como robots.

Por cierto que en la llamada “psicología del desarrollo”, que estudia los cambios que experimenta la persona desde el nacimiento hasta su muerte, no nos limitamos a estudiar el desarrollo físico de la persona, sino también el aspecto mental, moral, social y espiritual.[6] Es cierto que ningún niño puede criarse en un ambiente espiritual y religioso neutral. En este caso lo espiritual no solo tiene que ver con la conducta religiosa, sino con la dimensión de sus valores, creencias, razón de ser, etc. En este sentido el conocido investigador suizo Jean Piaget, muy influyente en la educación actual, ha desarrollado un entendimiento notable en el desarrollo intelectual y moral de los niños que han usado otros tantos autores cristianos por su relación con la formación espiritual y religiosa de los infantes.[7]

Además, la sicología actual trata tanto lo físico como lo síquico, es decir, la soma y la sique, de tal forma que el hombre es un organismo “psicofísico”; De esta concepción se ha desarrollado o derivado, una de las escuelas más importantes de la medicina, como es la medicina sicosomática. En esta rama de la medicina existen enfermedades funcionales que no tienen origen solo en lo físico, sino también en lo síquico. Esto da lugar a una unidad, pero no sólo esto, por ejemplo el psiquiatra austríaco Viktor Frankl ya intuye y después asevera que esta unidad no es completa, sino que hace falta algo más; Este algo más es la dimensión espiritual.[8]

Por tanto el hombre es un ser físico, psíquico y por supuesto que también espiritual. Esto hace que la sicología se esté moviendo desde lo físico o biológico (que supone un claro determinismo), o desde el psicoanálisis de Freud (búsqueda del placer) o el conductismo de Skinner, hacia la parte espiritual y en la sicología como ciencia del espíritu como lo indica la logoterapia. Esta nueva ciencia llamada “logoterapia” se centra en una «voluntad de sentido» en oposición a la doctrina de Adler de «voluntad de poder» o la «voluntad de placer» de Freud. Esta voluntad “de sentido” tiene que ver con el sentido de la vida, y esto por supuesto tiene que ver con la espiritualidad.[9]

El famoso sicólogo Car Jung llegó a decir que “gran parte del aumento de la neurosis actual se debe a la decadencia de la vida religiosa” y gran parte de los descubrimientos de la sicología actual acerca de lo que podemos llamar felicidad tienen que ver más con preguntas de tipo espiritual que de tipo fisiológico como: ¿Para qué estoy vivo? ¿Para qué estoy aquí?, es decir la famosa frase, ¿Quién soy, de donde vengo y a dónde voy?, por tanto preguntas que buscan el significado de la vida relacionadas con la espiritualidad del hombre.[10]

Respecto a la praxis de la sicología en la pastoral, podemos encontrar a modo de ejemplo,  las reglas hechas por San Gregorio magno en su “regla pastoral”, donde esta pretende usar los conocimientos de la psicología en la praxis pastoral, que precisamente ha tenido un gran desarrollo en estos últimos tiempos, sobre todo en nuestras iglesias protestantes, donde de nuevo hay un acercamiento de la psicología a la espiritualidad en lo moral. La pregunta que se puede hacer aquí es que “es difícil hacer un estudio de un ser trascendente como es el ser humano solo desde un punto de vista naturalista”.[11]

Es interesante el punto de vista del sicólogo protestante Brent Slife donde el creyente puede adoptar dos posiciones: la del “teísmo débil” (weak theism) y la del “teísmo fuerte” (strong theism), donde en el primer caso la existencia de Dios se da por supuesta, pero no interviene en la praxis de la sicología. El segundo punto indica que Dios interviene a tal nivel en el ser humano, que obviar esto hace de la psicología una ciencia que no es capaz de alcanzar sus objetivos de forma profunda.[12] Dicho de otra forma la sicología sin la espiritualidad sólo es un escaso acercamiento a la profundidad del ser humano.

Otro punto de vista interesante respecto a la sicología y la espiritualidad nos lo da el teólogo francés Jean-Claude Larchet que indica que las enfermedades mentales que intenta tratar la psicología finalmente tendrían básicamente tres causas posibles: corporal, espiritual (las “pasiones”, es decir los vicios) y demoníaca, donde, las enfermedades puramente psicológicas serían muy raras.[13] Por tanto no se puede sanar sólo desde un punto de vista físico o sicológico sin tener en cuenta el punto de vista espiritual.

Por otro lado podemos hablar de un conocimiento del ser humano revelado en la Palabra de Dios que podemos llamar “psicología teológica”, el mismo Tomás de Aquino decía que “al teólogo le interesa el estudio del hombre desde el alma”[14] En este caso vamos más allá de una relación entre sicología y espiritualidad, nos adentramos en lo que podemos llamar “psicología espiritual” dentro de la misma teología.

Como ejemplo sirva la predisposición del corazón que relacionamos con la espiritualidad de la persona. Esto está relacionado con la conducta del ser humano, donde la Biblia nos enseña que nuestras actitudes, deseos y motivos provienen del corazón (Mt 15:19 y Stg 4:1-3) o la referencia que hace Jesús del árbol bueno y el árbol malo en Lucas 6:43-45; Por tanto una referencia al corazón que indica algo más que sentimientos, algo más de carácter espiritual, algo más relacionado con la vida interior del hombre, incluyendo sus pensamientos y actitudes que solo es posible por medio de una transformación sobrenatural a tenor de lo que revela la Biblia (Ezequiel 36:25-26).[15]

            Aunque es un tema que incumbe más bien a  los teólogos o pastores, también interesa a la sicología moderna, desde un punto de vista espiritual y cristiano, el hecho de que desconocer lo que Dios revela en su Palabra acerca del alma humana llevaría a graves errores de valor y juicio. Está claro que Dios se manifiesta al ser humano a través de la Biblia y de la revelación general, así que podemos estudiar aspectos que afectan al ser humano y que no se ven a simple vista, como el espiritual, y por tanto podemos hallar esta cierta relación entre psicología y espiritualidad; De forma complementaria la sicología nos ayuda a comprender más las inquietudes de un ser humano trascendental por tanto espiritual y por otro lado,  la Biblia también aporta luz y mayor claridad  y profundidad a los aspectos de la sicología tal como hemos demostrado.

José A. Cervero 2019

[1] Martín F. Echevarría. Espiritualidad y psicología. Universidad Abat Oliba. http://dia.austral.edu.ar/Espiritualidad_y_psicolog%C3%ADa#Espiritualidad, Octubre 2019.

[2] Martín F. Echevarría. Espiritualidad y psicología. Universidad Abat Oliba. http://dia.austral.edu.ar/Espiritualidad_y_psicolog%C3%ADa#Espiritualidad, Octubre 2019.

3] Felipe Cortes,  y Ricardo Crane, Psicología, Conceptos Básicos / Basic Psychology  Concepts for the Christian (Spanish Edition), (Carisma, 2008), 18.

[4] 12º Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis 2011. www.interpsiquis.com – Febrero-Marzo 2011. Psiquiatria.com

[5] Susan C. Cloniger, Teorías de la personalidad, (Argentina: Ed. Prentice Hall, 1992), 459.

[6] Felipe Cortes,  y Ricardo Crane, Psicología, Conceptos Básicos / Basic Psychology  Concepts for the Christian (Spanish Edition), (Carisma, 2008), 54.

[7] Felipe Cortes,  y Ricardo Crane, Psicología, Conceptos Básicos / Basic Psychology  Concepts for the Christian (Spanish Edition), (Carisma, 2008), 68.

[8] Pasquale Ionata, Psicoterapia y problemática religiosa, (Bogotá: Ed. San Pablo, 1995), 20.

[9] Maribel Rodríguez. Logoterapia. http://www.maribelium.com/logoterapia.html, Octubre 2019.

[10] Pasquale Ionata, Psicoterapia y problemática religiosa, (Bogotá: Ed. San Pablo, 1995), 23.

[11] Gregorio Magno, Regla pastoral, (Madrid: Ciudad Nueva, 2001), 32.

[12] Martín F. Echevarría. Espiritualidad y psicología. Universidad Abat Oliba. http://dia.austral.edu.ar/Espiritualidad_y_psicolog%C3%ADa#Espiritualidad, Octubre 2019.

[13] Jean-Claude Larchet, Las enfermedades mentales según los padres de la iglesia, (Fundación Universitaria San Pablo, 2008), 18.

[14] Tractatus De homine de la Suma de Teología (q. 75, Prooemium)

[15] Felipe Cortes,  y Ricardo Crane, Psicología, Conceptos Básicos / Basic Psychology  Concepts for the Christian (Spanish Edition), (Carisma, 2008), 72.

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